Esta es la Hoja de Ruta para acercarnos y tratar a las familias, que marcó el Papa Francisco, en su mensaje inicial del Encuentro Mundial del 22 de junio del 2022:
“Quisiera hacerles sentir mi cercanía, precisamente allí donde se encuentran, en su concreta condición de vida. La palabra de aliento es sobre todo esta: partir de su situación real y desde allí intentar caminar juntos, juntos como esposos, juntos en su familia, juntos con las demás familias, juntos con la Iglesia. Pienso en la parábola del buen samaritano, que encuentra a un hombre herido en el camino, se le acerca, se hace cargo de él y lo ayuda a reanudar el viaje. Justamente esto quisiera que la Iglesia fuera para ustedes. Un buen samaritano que se les acerca, cercano a ustedes y los ayuda a proseguir su camino y a dar “un paso más”, aunque sea pequeño. Y no olviden que la cercanía es el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura…”
El estilo de Dios a que se refiere el Papa, nos lo indica en cinco pasos:
- “Un paso más” hacia el matrimonio. El Papa nos invita a que debemos convertirnos y caminar como Iglesia acogedora, para que las diócesis y parroquias sean cada vez más “comunidades que sostienen a todos con los brazos abiertos”. Esto es indispensable, sobre todo en esta cultura de la indiferencia, ya que como él dice: “ustedes, providencialmente, han encontrado apoyo en otras familias, que son, de hecho, pequeñas iglesias”. Cuando un hombre y una mujer se enamoran, Dios les ofrece un regalo: el matrimonio. Un don maravilloso, que tiene en sí mismo el poder del amor divino: fuerte, duradero, fiel, capaz de recuperarse después de cada fracaso o fragilidad. El matrimonio no es una formalidad que hay que cumplir. Uno no se casa para ser católico “con la etiqueta”, para obedecer a una regla, o porque lo dice la Iglesia o para hacer una fiesta; no, uno se casa porque quiere fundar el matrimonio en el amor de Cristo, que es sólido como una roca.
- “Un paso más” para abrazar la cruz. A pesar de las dificultades, tenemos que abrazar la cruz, ya que ante estas (difíciles) situaciones la familia no se destruye, sino que se une, les da serenidad y paz en sus corazones. Sus miradas se transforman y se vuelven serenas y con una gran fe.
- “Un paso más” hacia el perdón. El Papa Francisco nos enseña que a pesar de las crisis y de los problemas, hay que caminar juntos para resolverlos. Llamar por su nombre a las causas de la crisis: la falta de sinceridad, la infidelidad, el mal uso del dinero, los ídolos del poder y de la carrera, el resentimiento acumulado y la dureza del corazón, que son dolorosas y dividen a las familias.
El Papa nos dice: “Ver a una familia que se rompe es un drama que no puede dejarnos indiferentes”, porque en el momento más oscuro de la crisis, el Señor responde al deseo más profundo de nuestros corazones y salva nuestros matrimonios. Dios ve lo que hay en el corazón, y nos lleva con un grupo de laicos que se dedica precisamente a las familias, ahí es donde comienza el camino de acercamiento y renovación de la relación, que nos permite hablar, abrirse con sinceridad, a reconocer las culpas, a rezar juntos con otras parejas, y llevarnos a la reconciliación y al perdón. El perdón: “cura todas las heridas, es un don que brota de la gracia con la que Cristo colma a la pareja y a toda la familia cuando lo dejamos actuar, cuando recurrimos a Él”.
- “Un paso más” hacia la acogida. Hay familias que, ante desastres, violencia o guerras, son obligadas a salir de sus casas, y pierden su seguridad y confianza, pero Dios obra a través de personas y familias de buen corazón que las acogen y ayudan. La acogida, nos dice el Papa Francisco, es precisamente un “carisma” de las familias.
- “Un paso más” hacia la fraternidad. En un matrimonio y una familia, se comparten ideales: amor auténtico, respeto, solidaridad y diálogo. Tenemos que encontrar la belleza del amor humano, la pasión por la vida, el altruismo y también la fidelidad al propio credo y a la propia tradición religiosa, fuente de inspiración y de fuerza interior, ya que en la familia se expresa el ideal de la fraternidad. Además de ser marido y mujer, vivimos como hermanos en humanidad, como hermanos en experiencias religiosas diversas y como hermanos en el compromiso social.
- La familia es una escuela que se aprende en familia, viviendo juntos y acogiendo al que es diferente a uno, dice el Papa Francisco: “…en la familia se aprende a ser hermanos y hermanas. Se aprende a superar divisiones, prejuicios, cerrazones y a construir juntos algo grande y hermoso, partiendo de lo que nos une”.
- En la clausura del Encuentro, el Papa Francisco, nos dejó como legado: un mandato misionero dirigido a todas las familias:
¡Anuncien con alegría la belleza de ser una familia!
Anuncien a los niños y jóvenes la gracia del matrimonio
cristiano. Den esperanza a los que no la tienen.
Actúen como si todo dependiera de ustedes,
sabiendo que todo debe ser confiado a Dios.
Sean los que «cosen» el tejido de la sociedad y de una Iglesia
sinodal, creando relaciones, multiplicando el amor y la vida.
Sean un signo de Cristo vivo,
no tengan miedo de lo que el Señor les pide,
ni de ser generosos con Él.
Ábranse a Cristo, escúchenlo en el silencio de la oración.
Acompañen a los más frágiles
Háganse cargo de los que están solos, refugiados, abandonados.
¡Sean la semilla de un mundo más fraternal!
¡Sean familias de gran corazón!
¡Sean el rostro acogedor de la Iglesia!
Y, por favor, recen. ¡Recen siempre!
Que María, nuestra Madre, les socorra cuando no haya más vino,
Sea su compañera en el tiempo de silencio y de prueba,
les ayude a caminar junto a su Hijo resucitado. Amén.